Una puerta rápida se compone de una lona flexible y ligera, de uso industrial intensivo que, gracias a su velocidad de acción, disminuye al máximo las corrientes de aire, las pérdidas de temperatura ambiente y facilita la fluidez del tráfico.

La mejora de las condiciones de trabajo y la economía en los gastos energéticos hacen de estas puertas una inversión rápidamente amortizable. Una puerta rápida ,su rango de operación ronda entre 200 y 400 veces diarias. Una puerta automatizada de las llamadas rígidas, ya sea seccional, basculante o de otro tipo, con unas medidas medias aproximadas de 4.000x4.000 mm. tiene un tiempo de maniobra (es decir, de apertura, espera superior de unos 10 segundos y cierre de 60 segundos aproximadamente), con lo cual con un mínimo de 200 accionamientos son más de tres horas diarias de puerta abierta.

El mismo cálculo aplicado a una puerta rápida, a razón de 1 m/s de velocidad de maniobra y una pausa de 7 segundos (puerta abierta aproximadamente 15 segundos) nos da una diferencia de acción de 45 segundos: ¡Más de 2.5 horas diarias de puerta cerrada! En resumen 2.5 horas de economía energética diarias y una mejora sustancial de productividad ya que los tiempos de espera de la apertura de la puerta se dividen por 5.